Lun. Dic 23rd, 2024

En el corazón de Palacio Nacional, Claudia Sheinbaum, presidenta de México, subió al departamento ocupado por su predecesor y mentor político, Andrés Manuel López Obrador, buscando resolver tensiones que han salido a la luz en los primeros meses de su mandato.

En una atmósfera aparentemente cordial, rodeada de té, galletas danesas y huevos motuleños, ambos líderes compartieron una charla que pronto derivó en temas torales: la reconstrucción del Poder Judicial, los operadores políticos que López Obrador dejó como herencia, y las estrategias para consolidar el poder de Sheinbaum sin que su liderazgo quede eclipsado.

El Legislativo es mío, el Judicial está muerto”

Durante la reunión, López Obrador dejó claro que sigue siendo el eje del poder político en México. Con un tono firme, recordó a Sheinbaum que:

Claudia Sheinbaum enfrenta los costos del legado económico de López Obrador

  • El Legislativo opera bajo su control, gracias a operadores como Ricardo Monreal y Adán Augusto López.
  • El Poder Judicial está «neutralizado», tras la reciente reconfiguración promovida desde el Senado.

Sheinbaum expresó su preocupación por quedar relegada dentro de este esquema, pero López Obrador le aseguró que su liderazgo se fortalecerá, siempre y cuando se mantenga fiel a los acuerdos establecidos.

Tensiones internas: el dilema de los operadores

Uno de los temas más sensibles abordados fue el comportamiento de figuras clave como Ricardo Monreal, quien ha mostrado señales de autonomía al contradecir públicamente a Sheinbaum en temas como la reforma fiscal.

“¿A quién tienes de tu lado?”, cuestionó López Obrador, resaltando la falta de operadores propios de la presidenta y su dependencia del aparato político que él construyó.

Sheinbaum solicitó apoyo para fortalecer su posición, incluyendo el control sobre la Ley de Seguridad Interior, con el fin de otorgar más poder a su principal aliado, Omar García Harfuch, y contener a los operadores políticos que podrían convertirse en rivales.

Trump y el factor internacional

El diálogo no solo giró en torno a la política nacional. López Obrador expresó su preocupación por el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos y las implicaciones que esto tendría para México, en particular por su retórica contra los cárteles.

“Quiero que le cumplas, sin chistar, todos sus caprichos”, indicó López Obrador, dejando claro que su prioridad es proteger a su familia de cualquier repercusión en caso de que Trump intensifique sus acciones contra el crimen organizado.

Claudia Sheinbaum: ¿Podrá consolidar su liderazgo en un México dividido?

El pacto final: una relación de poder y límites

Antes de concluir la reunión, López Obrador accedió a las peticiones de Sheinbaum, pero con una advertencia: cualquier movimiento que comprometa los acuerdos establecidos resultará en su destitución inmediata.

La presidenta, por su parte, se comprometió a seguir las instrucciones de su antecesor, aunque es evidente que busca consolidar su propia identidad política y autonomía en los años por venir.

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Por Don Beto

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