TABASCO, México, 13 de octubre de 2025. — Con apenas 14 años, Derek Jair “N”, conocido en el bajo mundo como “El Niño Sicario” o “El Niño Piedra”, fue detenido por autoridades de seguridad en Tabasco, acusado de encabezar una célula criminal implicada en secuestros, homicidios y distribución de drogas en los municipios de Centro y Paraíso.

La captura del menor —que ya es comparado con casos emblemáticos como los de “El Ponchis” o “Juanito Pistolas”— ocurrió durante un operativo de la Fuerza Interinstitucional de Reacción Táctica (FIRT) Olmeca, en coordinación con el Comando Tiburón, la madrugada del domingo 12 de octubre.
De acuerdo con reportes de El Heraldo de Tabasco, los agentes sorprendieron a Derek Jair y a su acompañante, José Asunción “N”, alias “El Chuncho”, cuando presuntamente intentaban incendiar una vivienda en la ranchería Corregidora, quinta sección, cerca de la carretera Villahermosa–La Isla. Ambos fueron señalados como operadores bajo las órdenes de “El Chicle”, actualmente recluido en el penal de Tabasco.
Según versiones oficiales, al percatarse de la presencia policial, el menor intentó abrir fuego con una subametralladora tipo Uzi, calibre 9 milímetros, pero el arma se atascó, lo que permitió a los uniformados someterlo sin que se registraran lesionados.
En el lugar se aseguró una mochila con dosis de marihuana y cristal, así como cartulinas con mensajes amenazantes dirigidos a grupos rivales. Además, en el teléfono del adolescente se hallaron videos de una mujer secuestrada y grabaciones del asesinato de otra víctima, cuyo cuerpo habría sido enterrado en una propiedad del municipio de Paraíso.
Tanto los detenidos como los objetos decomisados quedaron a disposición de la Fiscalía General del Estado (FGE) para continuar con las investigaciones.
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Una historia que revive fantasmas: los niños del crimen organizado
La detención de “El Niño Sicario” vuelve a poner sobre la mesa un fenómeno que México no ha logrado erradicar: el reclutamiento infantil por parte de los cárteles.
De acuerdo con la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), entre 2006 y 2010 más de 25 mil niños y adolescentes fueron integrados en diferentes niveles a estructuras del crimen organizado. Aunque no hay cifras recientes oficiales, especialistas advierten que el número actual podría ser mucho mayor, impulsado por nuevas formas de captación a través de redes sociales, videojuegos y plataformas digitales.
En espacios como TikTok, Instagram o Call of Duty, la vida criminal se presenta como un escaparate de lujo y poder. Ahí, los jóvenes son seducidos por la promesa de pertenencia, dinero y armas, sin dimensionar el costo real.
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De “El Ponchis” a “Juanito Pistolas”: la ruta del horror
El caso de Derek Jair recuerda el de Édgar Jiménez Lugo, alias “El Ponchis”, quien a los 11 años fue reclutado por el Cártel del Pacífico Sur, brazo de los Beltrán Leyva. A los 14, fue detenido en Morelos y confesó haber participado en ejecuciones y decapitaciones.
Años después, el norte del país conoció a “Juanito Pistolas”, un adolescente de 16 años que integró La Tropa del Infierno, brazo armado del Cártel del Noreste. Su historia terminó en un enfrentamiento con la Marina, pero su imagen quedó inmortalizada en corridos y narco-rap, símbolo trágico de una generación atrapada por la violencia.
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Infancia perdida
El caso de “El Niño Sicario” es, en el fondo, una radiografía de la violencia estructural que alcanza a los más jóvenes. En zonas donde la pobreza y la impunidad se mezclan, los niños son carne de cañón para organizaciones criminales que los convierten en soldados de guerra urbana.
La historia de Derek Jair “N” no solo evidencia el fracaso de las políticas de prevención y protección infantil, sino también el avance de un fenómeno que hoy se replica en todo el país: la normalización del crimen como aspiración.